Jesús
Picazo Escribano
Mi aprendizaje empezó desde pequeño. Al tener la carpintería dentro de casa, cualquier juego o madera era una puerta abierta para aprender el oficio que empezó mi abuelo Victorino Picazo López, un gran artesano de la zona. Él me decía desde pequeño: “aprende a trabajar con las manos que con las máquinas ya tendrás tiempo”. La profesión siguió con mi padre Victorino Picazo Saiz, que une la maestría y buen hacer de las enseñanzas en carpintería de mi abuelo junto con el conocimiento de la maquinaria moderna. Por todo esto, me ha sido fácil aprender un oficio como el de la ebanistería, habiendo tomado las riendas a día de hoy del negocio familiar, aunque creo que nunca llegaré a aprender al nivel de mis maestros, pues a mis 42 años y a pesar de mi trayectoria me considero un aprendiz al lado de ellos.
De los numerosos trabajos que he realizado en mi trayectoria, entre ellos: caja del órgano de la iglesia de Tarazona y bancos de esta misma, últimas restauraciones del camarín de la Virgen de Fuensanta, mobiliario de interiores de viviendas de todo tipo… De entre todos ellos, he elegido el que más orgullo me produce, este es la fabricación y conservación de la balconada y cubiertas de la plaza mayor de mi pueblo, Tarazona de la Mancha.